Escritora:
Las ventanas estaban cerradas y ocultas bajo las persianas blancas y unas gruesas cortinas color café...estaban todas las habitaciones de la casa de Julie. Solo estaban a principios de julio...aun quedaba demasiado verano por delante, y esos hombres, seguirían persiguiéndolos, hasta entonces?
Esa, era la frase que no paraba de repetirse casi inaudible en los labios de Julie, que no paraba de pensar y pensar en lo que le había pasado. "He estado a punto de morir" se decía para sí...pero lo único que no hacía que sus ojos llorasen era pensar que seguía viva, y que sus padres volverían en menos de dos semanas.
La habitación estaba oscura, muy oscura. Sophie, se despertó, pensando que todavía sería de noche, pero con una pequeña linterna, advirtió, que las persianas estaban totalmente bajadas y que esas gruesas cortinas impedían que entrara cualquier rayo de luz.
Se movió despacio entre las sábanas, intentando salir sin hacer ruido; no quería asustar a Julie. De pronto, la pequeña linternita, dejo de emitir luz...pero Sophie se levantó despacio, posó sus pies descalzos sobre la madera, que crujió suave. Se movió despacio, intentando no tirar nada, hasta las ventanas, despacio, giró la manivela de la persiana, que subía despacio....por fin, la luz entró en el cuarto, iluminándolo completamente con una preciosa claridad con la que se veía perfectamente. Sophie, se acercó a su maleta, que había llevado a casa de Julie...por si acaso. Cogió una camiseta azul verdosa, de tirantes y espalda de nadadora, fresquita y cómoda, unos vaqueros no demasiado ajustados, unos deportivos blancos,una sudadera, una goma de pelo y la ropa interior. Agarró el neceser y se fue despacio al cuarto de baño de la habitación de Julie. Necesitaba darse una ducha...despejarse y pensar. Cuando entro una sombra humana reflejada en el viejo espejo la asustó y dejó caer sobre el suelo todo lo que llevaba en las manos, pero la sombra desapareció de pronto, debía estar soñando...o sería algo que se acercó a la ventana. Rápido, recogió sus cosas y cerró la puerta. Dudó si cerrar el pestillo, que estaba oxidado y quizás podría quedarse encerrada y que nadie se diera cuenta...tenía miedo, pero por otro lado, arriesgarse a que entrase alguien y ella duchándose, le producía escalofríos, pero finalmente, optó por poner una silla delante de la puerta y corrió un poco un mueble para asegurar mejor la puerta. Quizás no era la mejor opción, pero fue quizás lo que creyó más adecuado.
Un rato después, mientras se peinaba un poco y se ponía los deportivos, oyó un grito, inmediatamente salió del baño todo lo deprisa que pudo, y vio a Julie caída al lado de la cama, y la ventana medio abierta, y a lo lejos una sombra que huía...
Sophie, alcanzó el móvil y llamó a los demás, mientras intentaba despertar a Julie. Seguía viva, y con un pulso normal, pero tenía heridas en la cara y marcas en las muñecas, como si alguien la hubiese agarrado y ella hubiese intentado escapar.
Una hora después, ya habían curado a Julie, que estaba tumbada en un cuarto, descansando, pero seguía sin decir nada...estaba débil y parecía muy asustada, por lo que sus amigos no decidieron molestarla.
Estaban en unos sillones de una habitación contigua, desayunando algo, mientras Sophie les relataba detalladamente lo que ocurrió.
domingo, 20 de noviembre de 2011
domingo, 18 de septiembre de 2011
Capítulo 10: Bajo la fría luz de una bombilla
Libromaníaca:
Recordar.
Recordar es difícil.
El ser humano tiene una enorme capacidad para muchas cosas, pero recordar no es su mayor cualidad.
Hay que saber rememorar bien lo ocurrido para poder narrar los acontecimientos de los que nos queremos acordar.
Pero hay ocasiones en las que, por mucho que lo intentemos, no se puede recordar algo.
Y otras, en las que no se puede recordar nada. Nunca más.
-¿Has oido hablar del alceheimer?-preguntó la madre de Sophie.
-No. ¿Qué es, mamá?
-Es una enfermedad muy grave, mi osito.
-Pero... la abuela se puede... ¿morir?-preguntó con los ojos humedecidos.
Julienne tardó unos instantes en contestar a la pregunta:
-No sé como explicártelo, Sophie... aun eres muy pequeña.
>>La abuela irá olvidando cada vez más rápido todo lo que en su vida ha pasado, y llegará un momento en el que no recordará como comer, hablar...-se tapó la cara con las manos-Ni respirar.
<<No te preocupes, mamá, yo cuidaré de la abuela. Y así en su mente no lo recordará, pero su corazón podrá guardar el recuerdo de que siempre la quise, y siempre la querré.>>
Desde ese momento, Sophie decidio dedicarse a cuidar de su abuela.
Desde entonces, todos los veranos, Sophie residía con su abuela en el lago Iznor.
El alceheimer aun no había cegado la luz del recuerdo completamente en su mente, pero apenas podía acordarse de los nombres de Sophie, sus padres y de Julie.
La abuela de Sophie había tenido una infancia muy dura.
Sus padres la habían abandonado en el portal de un orfanato.
Nadie la había querido de verdad, hasta que encontró a su marido; pero murio intentando encontrar un tesoro en un lugar lejano, que nunca había querido descubrir a nadie, ni a la persona a la que más quería en el mundo.
Cuando lo vio por última vez, antes de marcharse le dijo al oido "Adios. Siempre te querré. No lo olvides jamás." Como si ya antes supiera que iba a morir.
Por desgracia, era posible, muy posible, que ya hubiera olvidado aquella frase tan hermosa... que una mañana de agosto le susurró su marido.
* * *
Sophie no podía dormir. Había pensado mucho sobre lo que ese día había ocurrido. Había pensado incluso cosas que preferiría no pensar.
Julie tampoco podía dormir. Pero ambas pensaban que la otra no estaba despierta.
Hasta que Sophie se levantó y abrio la ventana para respirar aire puro. Probablemente eso le ayudaría a sentirse mejor.
-¿¡Qué haces!?-gritó Julie cerrando la ventana de un golpe-¿Estás loca, es que quieres matarnos?
-¡No! Solo he abierto la ventana.-replicó Sophie asustada.
-¿No te das cuenta de que abriendo la ventana pones en riesgo nuestra vida?
-No puedes ocultarte de por vida, Julie. Esos hombres creen que están muerta, sino te atraparían ahora mismo.-dijo encendiendo una bombilla de luz ténue.
-Por eso precisamente tienen que seguir pensando que estoy muerta.
-¡No! Mañana mismo nos reuniremos la pandilla y lo hablaremos. Tenemos que remediar esto.
-Lo único que hacemos reuniéndonos es meternos más miedo los unos a los otros. ¡Tengo un profundo temor hasta los huesos! Incluso hoy me he dado cuenta de que no sacamos nada en claro.
-Julie, ahora vamos a dormir. Mañana lo hablaremos con los demás.-apagó la tibia luz y ambas se acostaron.
Las dos sentían remordimientos, pero tenían que actuar.
Aunque les costara mucho más de lo que creían.
Recordar.
Recordar es difícil.
El ser humano tiene una enorme capacidad para muchas cosas, pero recordar no es su mayor cualidad.
Hay que saber rememorar bien lo ocurrido para poder narrar los acontecimientos de los que nos queremos acordar.
Pero hay ocasiones en las que, por mucho que lo intentemos, no se puede recordar algo.
Y otras, en las que no se puede recordar nada. Nunca más.
-¿Has oido hablar del alceheimer?-preguntó la madre de Sophie.
-No. ¿Qué es, mamá?
-Es una enfermedad muy grave, mi osito.
-Pero... la abuela se puede... ¿morir?-preguntó con los ojos humedecidos.
Julienne tardó unos instantes en contestar a la pregunta:
-No sé como explicártelo, Sophie... aun eres muy pequeña.
>>La abuela irá olvidando cada vez más rápido todo lo que en su vida ha pasado, y llegará un momento en el que no recordará como comer, hablar...-se tapó la cara con las manos-Ni respirar.
<<No te preocupes, mamá, yo cuidaré de la abuela. Y así en su mente no lo recordará, pero su corazón podrá guardar el recuerdo de que siempre la quise, y siempre la querré.>>
Desde ese momento, Sophie decidio dedicarse a cuidar de su abuela.
Desde entonces, todos los veranos, Sophie residía con su abuela en el lago Iznor.
El alceheimer aun no había cegado la luz del recuerdo completamente en su mente, pero apenas podía acordarse de los nombres de Sophie, sus padres y de Julie.
La abuela de Sophie había tenido una infancia muy dura.
Sus padres la habían abandonado en el portal de un orfanato.
Nadie la había querido de verdad, hasta que encontró a su marido; pero murio intentando encontrar un tesoro en un lugar lejano, que nunca había querido descubrir a nadie, ni a la persona a la que más quería en el mundo.
Cuando lo vio por última vez, antes de marcharse le dijo al oido "Adios. Siempre te querré. No lo olvides jamás." Como si ya antes supiera que iba a morir.
Por desgracia, era posible, muy posible, que ya hubiera olvidado aquella frase tan hermosa... que una mañana de agosto le susurró su marido.
* * *
Sophie no podía dormir. Había pensado mucho sobre lo que ese día había ocurrido. Había pensado incluso cosas que preferiría no pensar.
Julie tampoco podía dormir. Pero ambas pensaban que la otra no estaba despierta.
Hasta que Sophie se levantó y abrio la ventana para respirar aire puro. Probablemente eso le ayudaría a sentirse mejor.
-¿¡Qué haces!?-gritó Julie cerrando la ventana de un golpe-¿Estás loca, es que quieres matarnos?
-¡No! Solo he abierto la ventana.-replicó Sophie asustada.
-¿No te das cuenta de que abriendo la ventana pones en riesgo nuestra vida?
-No puedes ocultarte de por vida, Julie. Esos hombres creen que están muerta, sino te atraparían ahora mismo.-dijo encendiendo una bombilla de luz ténue.
-Por eso precisamente tienen que seguir pensando que estoy muerta.
-¡No! Mañana mismo nos reuniremos la pandilla y lo hablaremos. Tenemos que remediar esto.
-Lo único que hacemos reuniéndonos es meternos más miedo los unos a los otros. ¡Tengo un profundo temor hasta los huesos! Incluso hoy me he dado cuenta de que no sacamos nada en claro.
-Julie, ahora vamos a dormir. Mañana lo hablaremos con los demás.-apagó la tibia luz y ambas se acostaron.
Las dos sentían remordimientos, pero tenían que actuar.
Aunque les costara mucho más de lo que creían.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Capítulo 9: Una sombra extraña
Escritora:
Aquella frase...daba mucho que pensar, pero, Julie, no podía acertar si eso podría habérselo imaginado, o que alguien, de verdad, se lo hubiese dicho.
Estaba confusa, todo era tan raro...aquella caja, lo del radiador...esa frase...Decidió vestirse, con unos pantalones, una chaqueta larga y sus botas altas, y salir a pasear. La mañana estaba tranquila, el viento acariciaba su melena castaña, y el Sol doraba su piel en cada uno de sus pasos justo en la orilla del lago.
Ya era hora, de que fuese a hablar con los demás, no podía ocultar nada...tampoco era algo tan malo no?
Empezó a correr por el bosque en dirección a las aldeas del norte de la montaña, así iría a casa de Sophie, desde allí a la de Elisabeth y luego a por Renneé y Claire. Comenzó a correr, pero no podía aumentar la velocidad o se torcería un tobillo con esas botas que aunque no tuvieran un tacón fino eran altas y podía caerse. Aún así corría deprisa, dejando atrás el agua anaranjada del lago, y corrí rápido hacia la montaña, sentía cansancio, pero no podía parar de correr, sentía miedo, y pensaba que si se detenía en ese momento, podría morir. Seguí corriendo, en una cabezada hacia los lados observó sombras, muchas sombras humanas, quería parar pero tenía miedo, volvió a girar su cabeza hasta mirar fijamente hacia delante, corría con todas sus fuerzas, pero no fueron demasiadas. Estaba muy cansada, la boca le sabía a sangre, casi no podía respirar y el frío del bosque congelaba sus articulaciones aún más, pero tropezó con algo, y cayó al suelo, y en un intento fallido de levantarse comprobó que había metido su pie en un cepo, pero no era un cepo normal, para animales, si no redondo a modo de esposa, muy grande, que oprimía su bota, intentó quitarsela y seguir, temía que eso no fuese una trampa para animales...si no para humanos. no los cordones estaban muy enredados y no podía moverse más o moriría de dolor. En seguida, en un crital roto vio como algo se acercaba a ella, no paraba de gritar pidiendo ayuda pero algo golpeó la cabeza de Julie, se sentía aturdida, alguien la sujetaba, no podía ver el exterior tenía algo sobre su cabeza...al final sus ojos débiles se durmieron....
Al despertar solo veía algo de color marrón un saco, que le picaba mucho, y tenía sobre su cabeza. Se oían ruidos en el exterior...comenzó a gritar pidiendo ayuda:
-Ayuda, por favor...socorro, quitenme esto...-las lágrimas acariciaban su rostro, pero nadie respondía
El silencio se hizo a su alrededor, y un hombre, pronunció unas palabras en un idioma que desconocía.
-Komm, nimm den Sack
Al instante unos hombres le sacaron aquello de la cabeza, no podía verles las caras, todos llevaban una capucha y algunos, excepto uno, llevaban máscaras.
-Ya te has vuelto a meter en nuestros asuntos niña?! Tenéis que investigarlo todo verdad, tu padre no podía dejar el tema en paz, verdad cría asquerosa- dijo agarrándola por la camiseta
- Oiga, suelte me, quiero marcharme de aquí. Y que tiene que ver mi padre con que me hayan secuestrado sin razón? Solo es un policía municipal, trabaja en la ciudad.
-No, no. Tu de aquí te marchas cuando yo diga, entendido? A ver que tenéis que meter las narices en donde no os llaman? Largo de aquí escoria!
Carry den See und werfen es
Varios hombres agarraron a Julie, sacándola de aquella silla vieja y astillada, la agarraron por los brazos y la arrastraban, le colocaron el saco en la cabeza, montaron en una especie de barco y minutos después se lo sacaron dejándola caer al agua profunda del lago atada de pies y manos. La tiraron al agua, y el cuerpo calló al agua, hundiéndose por culpa de un pequeño cepo, de unos 2 kilos que habías puesto es su pie. Julie intentó desatarse mientras pensaba en su muerte, no quería morir, sentía angustia, y miedo. Intentó morder la cuerda de sus manos y consiguió romperla, nadaba como podía hacia la superficie, ya no tenía aire, necesitaba liberarse del cepo...sus pulmones estaban vacíos consiguió sacar su cabeza del agua y repirar un poco pero volvía a caer a las profundidades. Tras un rato de desesperación, llegó a un pequeño trozo de tierra en medio del agua al que se agarró con las fuerzas q le quedaban....se subió a él como pudo y con sus llaves, que aún conservaba en su bolso, con el que la había tirado, rasgó la cuerda, y consiguió liberarse de la cuerda, pero el cepo...movió un pequeño candado con su llave y consiguió desprenderse de él, ya no tenía su chaqueta, ni sus botas, estaba descalza, y el cepo le había causado múltiples heridas en su tobillo derecho.Se echó a nadar de nuevo, y consiguió llegar a la orilla, desde donde se divisaba una casa, le parecía conocida, pero sus ojos se cerraron por el cansancio.
Un rato después una joven, Elisabeth salía de esa casa, y con un gesto de incertidumbre vio a Julie, tirada en la orilla del lago, con rasguños, heridas, y con la ropa totalmente mojada. Elisabeth, llamó rápidamente a los demás, con su móvil, y intentó despertar a Julie, subió a su casa árbol, y cogió su botiquín. Comenzó a curarle las heridas, y Julie se despertó. Sus ojos estaban enrojecidos...y muy débiles....
-Que haces tu aquí, te han atrapado también?
-Eh, no...apareciste aquí, tirada al lado de mi embarcadero, al lado de mi casa...y como, estabas toda mojada me preocupé...mira te he traído ropa limpia, sube a la casa árbol.
Las dos subieron allí, y Julie, se puso una ropa, seca, y curó sus heridas, ya cuando estaban todos en la cabaña, comenzó a contar lo ocurrido:
-Después de hablar con Reneé,alguien me dijo algo...muy raro...Después iba camino de la casa de Sophie, cuando tropecé con un cepo...pero no era de animales, era de personas...tenía forma de esposas, pero con una bola de metal al final de ella...luego, intenté quitar, pero alguien me golpeó, y otras personas me llevaron en brazos, luego llegué a una cabaña vieja, y unos hombres todos con máscaras y capuchas excepto uno que solo llevaba una túnica con capucha en color negro, me habló, me dijo que no nos entrometiésemos y nombró algo de mi padre...Después me agarraron y me llevaron en un barco...hasta el lago, y me tiraron atada al agua. Me tiraron sin zapatos con la especia de cepo en mi tobillo derecho, con mi bolso, y atada de pies y manos...no creo que quisiesen que sobreviviese...
-Todo esto es muy raro, cuando te pongas mejor, seguiremos hablando, de momento, hasta que vuelvan tus padres, te quedarás en mi casa...-dijo Elisabeth con una sonrisa débil y simpática en su cara de color clara.
Aquella frase...daba mucho que pensar, pero, Julie, no podía acertar si eso podría habérselo imaginado, o que alguien, de verdad, se lo hubiese dicho.
Estaba confusa, todo era tan raro...aquella caja, lo del radiador...esa frase...Decidió vestirse, con unos pantalones, una chaqueta larga y sus botas altas, y salir a pasear. La mañana estaba tranquila, el viento acariciaba su melena castaña, y el Sol doraba su piel en cada uno de sus pasos justo en la orilla del lago.
Ya era hora, de que fuese a hablar con los demás, no podía ocultar nada...tampoco era algo tan malo no?
Empezó a correr por el bosque en dirección a las aldeas del norte de la montaña, así iría a casa de Sophie, desde allí a la de Elisabeth y luego a por Renneé y Claire. Comenzó a correr, pero no podía aumentar la velocidad o se torcería un tobillo con esas botas que aunque no tuvieran un tacón fino eran altas y podía caerse. Aún así corría deprisa, dejando atrás el agua anaranjada del lago, y corrí rápido hacia la montaña, sentía cansancio, pero no podía parar de correr, sentía miedo, y pensaba que si se detenía en ese momento, podría morir. Seguí corriendo, en una cabezada hacia los lados observó sombras, muchas sombras humanas, quería parar pero tenía miedo, volvió a girar su cabeza hasta mirar fijamente hacia delante, corría con todas sus fuerzas, pero no fueron demasiadas. Estaba muy cansada, la boca le sabía a sangre, casi no podía respirar y el frío del bosque congelaba sus articulaciones aún más, pero tropezó con algo, y cayó al suelo, y en un intento fallido de levantarse comprobó que había metido su pie en un cepo, pero no era un cepo normal, para animales, si no redondo a modo de esposa, muy grande, que oprimía su bota, intentó quitarsela y seguir, temía que eso no fuese una trampa para animales...si no para humanos. no los cordones estaban muy enredados y no podía moverse más o moriría de dolor. En seguida, en un crital roto vio como algo se acercaba a ella, no paraba de gritar pidiendo ayuda pero algo golpeó la cabeza de Julie, se sentía aturdida, alguien la sujetaba, no podía ver el exterior tenía algo sobre su cabeza...al final sus ojos débiles se durmieron....
Al despertar solo veía algo de color marrón un saco, que le picaba mucho, y tenía sobre su cabeza. Se oían ruidos en el exterior...comenzó a gritar pidiendo ayuda:
-Ayuda, por favor...socorro, quitenme esto...-las lágrimas acariciaban su rostro, pero nadie respondía
El silencio se hizo a su alrededor, y un hombre, pronunció unas palabras en un idioma que desconocía.
-Komm, nimm den Sack
Al instante unos hombres le sacaron aquello de la cabeza, no podía verles las caras, todos llevaban una capucha y algunos, excepto uno, llevaban máscaras.
-Ya te has vuelto a meter en nuestros asuntos niña?! Tenéis que investigarlo todo verdad, tu padre no podía dejar el tema en paz, verdad cría asquerosa- dijo agarrándola por la camiseta
- Oiga, suelte me, quiero marcharme de aquí. Y que tiene que ver mi padre con que me hayan secuestrado sin razón? Solo es un policía municipal, trabaja en la ciudad.
-No, no. Tu de aquí te marchas cuando yo diga, entendido? A ver que tenéis que meter las narices en donde no os llaman? Largo de aquí escoria!
Carry den See und werfen es
Varios hombres agarraron a Julie, sacándola de aquella silla vieja y astillada, la agarraron por los brazos y la arrastraban, le colocaron el saco en la cabeza, montaron en una especie de barco y minutos después se lo sacaron dejándola caer al agua profunda del lago atada de pies y manos. La tiraron al agua, y el cuerpo calló al agua, hundiéndose por culpa de un pequeño cepo, de unos 2 kilos que habías puesto es su pie. Julie intentó desatarse mientras pensaba en su muerte, no quería morir, sentía angustia, y miedo. Intentó morder la cuerda de sus manos y consiguió romperla, nadaba como podía hacia la superficie, ya no tenía aire, necesitaba liberarse del cepo...sus pulmones estaban vacíos consiguió sacar su cabeza del agua y repirar un poco pero volvía a caer a las profundidades. Tras un rato de desesperación, llegó a un pequeño trozo de tierra en medio del agua al que se agarró con las fuerzas q le quedaban....se subió a él como pudo y con sus llaves, que aún conservaba en su bolso, con el que la había tirado, rasgó la cuerda, y consiguió liberarse de la cuerda, pero el cepo...movió un pequeño candado con su llave y consiguió desprenderse de él, ya no tenía su chaqueta, ni sus botas, estaba descalza, y el cepo le había causado múltiples heridas en su tobillo derecho.Se echó a nadar de nuevo, y consiguió llegar a la orilla, desde donde se divisaba una casa, le parecía conocida, pero sus ojos se cerraron por el cansancio.
Un rato después una joven, Elisabeth salía de esa casa, y con un gesto de incertidumbre vio a Julie, tirada en la orilla del lago, con rasguños, heridas, y con la ropa totalmente mojada. Elisabeth, llamó rápidamente a los demás, con su móvil, y intentó despertar a Julie, subió a su casa árbol, y cogió su botiquín. Comenzó a curarle las heridas, y Julie se despertó. Sus ojos estaban enrojecidos...y muy débiles....
-Que haces tu aquí, te han atrapado también?
-Eh, no...apareciste aquí, tirada al lado de mi embarcadero, al lado de mi casa...y como, estabas toda mojada me preocupé...mira te he traído ropa limpia, sube a la casa árbol.
Las dos subieron allí, y Julie, se puso una ropa, seca, y curó sus heridas, ya cuando estaban todos en la cabaña, comenzó a contar lo ocurrido:
-Después de hablar con Reneé,alguien me dijo algo...muy raro...Después iba camino de la casa de Sophie, cuando tropecé con un cepo...pero no era de animales, era de personas...tenía forma de esposas, pero con una bola de metal al final de ella...luego, intenté quitar, pero alguien me golpeó, y otras personas me llevaron en brazos, luego llegué a una cabaña vieja, y unos hombres todos con máscaras y capuchas excepto uno que solo llevaba una túnica con capucha en color negro, me habló, me dijo que no nos entrometiésemos y nombró algo de mi padre...Después me agarraron y me llevaron en un barco...hasta el lago, y me tiraron atada al agua. Me tiraron sin zapatos con la especia de cepo en mi tobillo derecho, con mi bolso, y atada de pies y manos...no creo que quisiesen que sobreviviese...
-Todo esto es muy raro, cuando te pongas mejor, seguiremos hablando, de momento, hasta que vuelvan tus padres, te quedarás en mi casa...-dijo Elisabeth con una sonrisa débil y simpática en su cara de color clara.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Confusiones...
Hola, soy Libromaníaca y ayer en casa, con Escritora, estaba renovando el Blog, cuando de repente me di cuenta de que...
¡Mi capítulo, Cuando los grillos cantan, es como el nuevo libro de Laura Gallego García, Donde los árboles cantan!
Lo siento muchísimo, ¡¡y no me había percatado antes, lo juro!!
Ni siquiera conocía la existencia del libro cuando me inventé el capítulo.
Así que, por favor, no penseis de mí que soy una plagiadora, porque os prometo que yo no lo he hecho a propósito, simplemente me pasa como una vez de pequeña, que me había inventado una canción y todos decían que la copiara de otra, que nisiquiera conocía, y aun encima ni se semejaban en NADA.
Por eso, por favor, os pido que no penseis mal de mí y os pido perdón por haber puesto el título tan similar.
Así que, dicho esto, rehúso: Lo siento mucho. Y espero entonces que me perdoneis, por favor.
Una última cosa: Escritora va a empezar su parte o un nuevo capítulo, lo sabreis en cuanto lo publiquemos, y ahora solo os adelanto que, a partir de ahora, la historia va a tener cada vez más sorpresas... y secretos. El secreto del lago Iznor está cada vez más cerca.
P.D: ¿Os gusta el nuevo diseño del fondo, cabecera y Banner?
Att: Libromaníaca.
¡Mi capítulo, Cuando los grillos cantan, es como el nuevo libro de Laura Gallego García, Donde los árboles cantan!
Lo siento muchísimo, ¡¡y no me había percatado antes, lo juro!!
Ni siquiera conocía la existencia del libro cuando me inventé el capítulo.
Así que, por favor, no penseis de mí que soy una plagiadora, porque os prometo que yo no lo he hecho a propósito, simplemente me pasa como una vez de pequeña, que me había inventado una canción y todos decían que la copiara de otra, que nisiquiera conocía, y aun encima ni se semejaban en NADA.
Por eso, por favor, os pido que no penseis mal de mí y os pido perdón por haber puesto el título tan similar.
Así que, dicho esto, rehúso: Lo siento mucho. Y espero entonces que me perdoneis, por favor.
Una última cosa: Escritora va a empezar su parte o un nuevo capítulo, lo sabreis en cuanto lo publiquemos, y ahora solo os adelanto que, a partir de ahora, la historia va a tener cada vez más sorpresas... y secretos. El secreto del lago Iznor está cada vez más cerca.
P.D: ¿Os gusta el nuevo diseño del fondo, cabecera y Banner?
Att: Libromaníaca.
sábado, 30 de julio de 2011
Capítulo 8 - Cuando los grillos cantan
Libromaníaca
El amanecer.
¿Hay algo más hermoso?
La luz rosada del cielo, que invita a pensar, a relajarse; el sonido de los árboles que mueven sus hojas ondulantes a mereced del viento, la brisa fresca del Edén de la mañana, el sol que se asoma desde lo más alto de la montaña.
Y ella, allí, mirando el reflejo del sol que empieza a salir tras el valle. ¿Hay algo más hermoso?
Mirada serena, ojos resplandecientes y brillantes por la luz clara de la salida del sol.
Recogida sobre sus piernas, cabeza gacha, pelo largo y castaño... y una lágrima deslizándose por su rosada mejilla.
Julie no sabía qué hacer.
Si por lo menos contara con la precisión de sus padres, habría conseguido aclararse, podría sacar conclusiones, podría descubrir algo... pero ¿sacar conclusiones de qué? ¿Descubrir qué?
Nada.
Entonces notó una presencia tras ella.
-Siempre me ha gustado venir a este sitio.-susurró Renèe sentándose a su lado-. Pero venía en invierno.
-¿Y por qué nunca viniste en verano?
-Mis padres siempre han preferido vacaciones en invierno, ir a esquiar... Nunca les gustó viajar en verano, dicen que es sofocante.
-¿Y tú prefieres venir en verano, verdad?
-Sí, no hay nada más hermoso que mirar el amanecer, cargado de secretos preciosos en su luz del color de las camelias... Y lo mejor es verlo, cuando los grillos cantan, despistados, que aún no quieren que se haga de día, y piensan que, probablemente, podrían retrasar la completa salida del sol cantando como hacen por las noches. Y no hay comparación con la fría luz de diciembre, cuando los pájaros no parecen existir y los demás animales está en sus madrigueras, el sol se oculta detrás de las nubes, es imposible averiguar si ha salido al fin o aún no; pero en verano… en verano es distinto, el cielo se inunda por un maravillosa luz rosa y cálida, los pájaros entonan sus hermosas canciones, y el sol se asoma tras el monte.
-Lo que acabas de decir es muy bonito-dijo Julie con una sonrisa dibujada en su rostro.
-Gracias-dijo él devolviéndole la sonrisa.
Renèe se levantó, Julie hubiera deseado que se querdara más tiempo, porque se había dado cuenta de que había hecho un nuevo amigo, porque nunca habían mantenido una conversación profunda de más de un <<Hola>> y un <<Adiós>>.
Entonces se levantó ella también y se fué a arreglar.
Necesitaba estar sola y poder pensar con claridad, estar consigo misma.
Siempre había pensado que estar sola era la mejor manera de saber si los demás la querían, porque solo si ella misma se juzgaba podría intentar hacer el esfuerzo de cambiar.
Salió de la casa y se puso a pensar sobre lo que había pasado el día anterior, cuando su amiga había ido corriendo hasta el bosque, perseguida por unos hombres de negro.
Se acercó al lago, sobre la plataforma de madera, recogió su vestido blanco para sentarse, que se había llenado de barro al correr, se sentó y metió un pié en el agua oscura. Aquel día era frío y su luz gris y pálida. El amanecer, por lo menos, te reservaba la sorpresa de cómo sería el día, porque el amanecer era hermoso, y fuera cómo fuese el día, no lo sabrías hasta el momento en el que estuviese el sol arriba en el cielo.
Entonces volvió a notar cómo si alguien estuviera a su lado. Sonriendo para sus adentros, pensó que sería Renèe otra vez, y le dio la espalda, mirando hacia los árboles de la orilla opuesta. Era como si alguien la hubiera estado mirando, como cuando en su casa se había bañado en la piscina, y había notado una presencia extraña a lo lejos.
Entonces, esa persona se pegó a ella, y le susurró en un oído algo que no había logrado comprender, y después volvió a hacerlo:
-Así que vosotros sois los que conseguisteis desvelar el secreto… ¿verdad?-Julie se sobresaltó, aquel no era Renèe, pero tampoco Claire o Sophie, aquella era una voz cavernosa, pero a la vez de trato dulce, y eso era lo que más miedo evocaba.
Se dio la vuelta, y descubrió, horrorizada, que ya no había nadie.
Esa persona se había ido, probablemente no volvería… ¿O puede que sí?
El amanecer.
¿Hay algo más hermoso?
La luz rosada del cielo, que invita a pensar, a relajarse; el sonido de los árboles que mueven sus hojas ondulantes a mereced del viento, la brisa fresca del Edén de la mañana, el sol que se asoma desde lo más alto de la montaña.
Y ella, allí, mirando el reflejo del sol que empieza a salir tras el valle. ¿Hay algo más hermoso?
Mirada serena, ojos resplandecientes y brillantes por la luz clara de la salida del sol.
Recogida sobre sus piernas, cabeza gacha, pelo largo y castaño... y una lágrima deslizándose por su rosada mejilla.
Julie no sabía qué hacer.
Si por lo menos contara con la precisión de sus padres, habría conseguido aclararse, podría sacar conclusiones, podría descubrir algo... pero ¿sacar conclusiones de qué? ¿Descubrir qué?
Nada.
Entonces notó una presencia tras ella.
-Siempre me ha gustado venir a este sitio.-susurró Renèe sentándose a su lado-. Pero venía en invierno.
-¿Y por qué nunca viniste en verano?
-Mis padres siempre han preferido vacaciones en invierno, ir a esquiar... Nunca les gustó viajar en verano, dicen que es sofocante.
-¿Y tú prefieres venir en verano, verdad?
-Sí, no hay nada más hermoso que mirar el amanecer, cargado de secretos preciosos en su luz del color de las camelias... Y lo mejor es verlo, cuando los grillos cantan, despistados, que aún no quieren que se haga de día, y piensan que, probablemente, podrían retrasar la completa salida del sol cantando como hacen por las noches. Y no hay comparación con la fría luz de diciembre, cuando los pájaros no parecen existir y los demás animales está en sus madrigueras, el sol se oculta detrás de las nubes, es imposible averiguar si ha salido al fin o aún no; pero en verano… en verano es distinto, el cielo se inunda por un maravillosa luz rosa y cálida, los pájaros entonan sus hermosas canciones, y el sol se asoma tras el monte.
-Lo que acabas de decir es muy bonito-dijo Julie con una sonrisa dibujada en su rostro.
-Gracias-dijo él devolviéndole la sonrisa.
Renèe se levantó, Julie hubiera deseado que se querdara más tiempo, porque se había dado cuenta de que había hecho un nuevo amigo, porque nunca habían mantenido una conversación profunda de más de un <<Hola>> y un <<Adiós>>.
Entonces se levantó ella también y se fué a arreglar.
Necesitaba estar sola y poder pensar con claridad, estar consigo misma.
Siempre había pensado que estar sola era la mejor manera de saber si los demás la querían, porque solo si ella misma se juzgaba podría intentar hacer el esfuerzo de cambiar.
Salió de la casa y se puso a pensar sobre lo que había pasado el día anterior, cuando su amiga había ido corriendo hasta el bosque, perseguida por unos hombres de negro.
Se acercó al lago, sobre la plataforma de madera, recogió su vestido blanco para sentarse, que se había llenado de barro al correr, se sentó y metió un pié en el agua oscura. Aquel día era frío y su luz gris y pálida. El amanecer, por lo menos, te reservaba la sorpresa de cómo sería el día, porque el amanecer era hermoso, y fuera cómo fuese el día, no lo sabrías hasta el momento en el que estuviese el sol arriba en el cielo.
Entonces volvió a notar cómo si alguien estuviera a su lado. Sonriendo para sus adentros, pensó que sería Renèe otra vez, y le dio la espalda, mirando hacia los árboles de la orilla opuesta. Era como si alguien la hubiera estado mirando, como cuando en su casa se había bañado en la piscina, y había notado una presencia extraña a lo lejos.
Entonces, esa persona se pegó a ella, y le susurró en un oído algo que no había logrado comprender, y después volvió a hacerlo:
-Así que vosotros sois los que conseguisteis desvelar el secreto… ¿verdad?-Julie se sobresaltó, aquel no era Renèe, pero tampoco Claire o Sophie, aquella era una voz cavernosa, pero a la vez de trato dulce, y eso era lo que más miedo evocaba.
Se dio la vuelta, y descubrió, horrorizada, que ya no había nadie.
Esa persona se había ido, probablemente no volvería… ¿O puede que sí?
viernes, 15 de julio de 2011
A los nuevos y viejos visitantes
He visto que el número de seguidores ha aumentado en un buen número, y creo que irá aumentando en el fin de semana....
Pero, me sorprende una cosa...si parece que os gusta la novela, el blog.....porque no comentais? No veo que haya ningún comentario, ni desde que publiqué el nuevo capítulo, ni desde que ha aumentado el número de seguidores y visitas del blog....
Bueno, igual no hay nada que comentar...pero se agradecen los comentarios...
Pero, me sorprende una cosa...si parece que os gusta la novela, el blog.....porque no comentais? No veo que haya ningún comentario, ni desde que publiqué el nuevo capítulo, ni desde que ha aumentado el número de seguidores y visitas del blog....
Bueno, igual no hay nada que comentar...pero se agradecen los comentarios...
miércoles, 13 de julio de 2011
Capítulo 7: Los hombres de negro
Escritora:
El atardecer se acercaba; Julie agarró suavemente la mano de su amiga, y siguieron caminando. Nadie pronunció una palabra durante el camino, nada, solo silencio, y los sollozos débiles de Claire, solo el sonido del viento, el agitar de los árboles, rompía ese silencio brutal que las dos compartían, y sin gesticular, sin apenas darse cuenta de que su silencio, les producía más miedo a ellas que a su compañera, Claire, decidió romper el hielo, que parecía ya, de la época glaciar.
-Crees....que esa mujer, me buscaba...qu...quería algo de nosotros...?
-No lo sé....aún no lo sé....-dijo Julie, con los ojos en otro lugar, sin mirar a ninguna parte, mirando hacia si misma, hacia lo que pensaba....
La noche, ya había caído, y Julie, cogió una taza de chocolate caliente y unos bollos, y se fue a su habitación. Sentía miedo; estaba sola, nadie podría darse cuenta de que había desaparecido, si es que eso ocurriera.....no podía pensar en ello, la hacía llorar....sus tiernos ojos se comenzaron a cerrar, en un intento de huir de la realidad que la aferraba, que le daba miedo por momentos...No paraba de pensar en lo que le podía pasar, si habían hecho algo malo....tenía miedo, mucho miedo....
El reloj de la mesilla marcaba las 12, el viento rozaba las ventanas, y la luna se encontraba en lo alto del cielo, aun con el radiador de la habitación encendido...Julie tenía frío...sus piernas estaban muy frías y ya no podía aguantar, tenía mucho frío....debía encender la chimenea del salón, pero era de noche y estaba sola, le daba demasiado miedo bajar a bajo y encenderla, e incluso, si no quedaba leña suficiente, salir a fuera y recogerla en plena noche,no podía pensar en ello, antes eso lo hacía su padre y la casa en esos momentos estaba con las luces encendidas, no como esa noche....
Venció a su miedo, provocando más su frío.....se levantó, agarró una manta y se la puso por encima...pero antes rebuscó en los cajones de su escritorio, buscaba algo, al final cogió unas tijeras, supongo que para intentar defenderse de algo, o de alguien....encendió una linterna, y se dispuso a recorrer el pasillo, comenzó a bajar las escaleras con cuidado, y cuando termino su tarea, antes de darse la vuelta, sintió pasos, tenía tanto miedo, que sus piernas no podían girarse para ver hacia atrás....no podía.....se sentía agarrada, inutilizada, intentaba gritar, pero su boca, no se abría, ni emitía sonidos.....ahora ya no le preocupaba el frío y a pesar de estar en pijama de verano, y con una manta, ya no sentía nada....sus piernas estaban tiesas, muy blancas....no aguantaba más, y su cuerpo, inutilizado cayó al suelo, bajo su manta, y sin darse cuenta, ya había perdido su batalla, contra el miedo.....
El sol ya había salido, y Claire, Renée, Elisabeth y Sophie estaban en casa de Julie. La encontraron en el suelo, inmóvil, muy fría, sin casi pulso.....la movieron, le hablaron....pero no despertaba....sentían angustia y miedo.....Renée había subido arriba, en busca de pistas....
Al fin despertó....
-Que...pasa...?-dice Julie muy confusa
-Tes has caído, durante la noche-le dicen las demás
Julie, les cuenta todo lo que ocurrió esa noche y comienzan una conversación....
-He encontrado unas pistas en la casa....venid-dice Renée con un gesto confuso
-El radiador, estaba trucado, parece que está encendido, pero no, aunque pone al máximo....no esta encendido, alguien lo ha trucado con este dispositivo, y las ventanas, a pesar de parecer cerradas, están peladas, cortadas por abajo, sin apenas nadie darse cuenta....
Al parecer, todos habían sufrido "trampas", que les podían haber costado la vida, si nadie les hubiera ayudado.....eran aquellos hombres, que habían visto aquel día, y a esa mujer, que habían perseguido a Claire, tenían miedo de que algo le ocurriera a Julie, así que decidieron dormir en su casa unos días...temían haber descubierto algo malo, o al menos, competir contra unas personas, que investigaban lo mismo que ellos, aunque por mala suerte, el grupo de chicas y Renée, no sabían exactamente que buscaban, en cambio el otro grupo, quería quitárselos del medio, por, dinero....o un misterio que no querían que unos adolescentes descubrieran....
El atardecer se acercaba; Julie agarró suavemente la mano de su amiga, y siguieron caminando. Nadie pronunció una palabra durante el camino, nada, solo silencio, y los sollozos débiles de Claire, solo el sonido del viento, el agitar de los árboles, rompía ese silencio brutal que las dos compartían, y sin gesticular, sin apenas darse cuenta de que su silencio, les producía más miedo a ellas que a su compañera, Claire, decidió romper el hielo, que parecía ya, de la época glaciar.
-Crees....que esa mujer, me buscaba...qu...quería algo de nosotros...?
-No lo sé....aún no lo sé....-dijo Julie, con los ojos en otro lugar, sin mirar a ninguna parte, mirando hacia si misma, hacia lo que pensaba....
La noche, ya había caído, y Julie, cogió una taza de chocolate caliente y unos bollos, y se fue a su habitación. Sentía miedo; estaba sola, nadie podría darse cuenta de que había desaparecido, si es que eso ocurriera.....no podía pensar en ello, la hacía llorar....sus tiernos ojos se comenzaron a cerrar, en un intento de huir de la realidad que la aferraba, que le daba miedo por momentos...No paraba de pensar en lo que le podía pasar, si habían hecho algo malo....tenía miedo, mucho miedo....
El reloj de la mesilla marcaba las 12, el viento rozaba las ventanas, y la luna se encontraba en lo alto del cielo, aun con el radiador de la habitación encendido...Julie tenía frío...sus piernas estaban muy frías y ya no podía aguantar, tenía mucho frío....debía encender la chimenea del salón, pero era de noche y estaba sola, le daba demasiado miedo bajar a bajo y encenderla, e incluso, si no quedaba leña suficiente, salir a fuera y recogerla en plena noche,no podía pensar en ello, antes eso lo hacía su padre y la casa en esos momentos estaba con las luces encendidas, no como esa noche....
Venció a su miedo, provocando más su frío.....se levantó, agarró una manta y se la puso por encima...pero antes rebuscó en los cajones de su escritorio, buscaba algo, al final cogió unas tijeras, supongo que para intentar defenderse de algo, o de alguien....encendió una linterna, y se dispuso a recorrer el pasillo, comenzó a bajar las escaleras con cuidado, y cuando termino su tarea, antes de darse la vuelta, sintió pasos, tenía tanto miedo, que sus piernas no podían girarse para ver hacia atrás....no podía.....se sentía agarrada, inutilizada, intentaba gritar, pero su boca, no se abría, ni emitía sonidos.....ahora ya no le preocupaba el frío y a pesar de estar en pijama de verano, y con una manta, ya no sentía nada....sus piernas estaban tiesas, muy blancas....no aguantaba más, y su cuerpo, inutilizado cayó al suelo, bajo su manta, y sin darse cuenta, ya había perdido su batalla, contra el miedo.....
El sol ya había salido, y Claire, Renée, Elisabeth y Sophie estaban en casa de Julie. La encontraron en el suelo, inmóvil, muy fría, sin casi pulso.....la movieron, le hablaron....pero no despertaba....sentían angustia y miedo.....Renée había subido arriba, en busca de pistas....
Al fin despertó....
-Que...pasa...?-dice Julie muy confusa
-Tes has caído, durante la noche-le dicen las demás
Julie, les cuenta todo lo que ocurrió esa noche y comienzan una conversación....
-He encontrado unas pistas en la casa....venid-dice Renée con un gesto confuso
-El radiador, estaba trucado, parece que está encendido, pero no, aunque pone al máximo....no esta encendido, alguien lo ha trucado con este dispositivo, y las ventanas, a pesar de parecer cerradas, están peladas, cortadas por abajo, sin apenas nadie darse cuenta....
Al parecer, todos habían sufrido "trampas", que les podían haber costado la vida, si nadie les hubiera ayudado.....eran aquellos hombres, que habían visto aquel día, y a esa mujer, que habían perseguido a Claire, tenían miedo de que algo le ocurriera a Julie, así que decidieron dormir en su casa unos días...temían haber descubierto algo malo, o al menos, competir contra unas personas, que investigaban lo mismo que ellos, aunque por mala suerte, el grupo de chicas y Renée, no sabían exactamente que buscaban, en cambio el otro grupo, quería quitárselos del medio, por, dinero....o un misterio que no querían que unos adolescentes descubrieran....
lunes, 4 de julio de 2011
Próximo capítulo
Escritora: Hola de verdad, siento no haber podido publicar un nuevo capítulo, pero hemos tenido muchos exámenes....pero creo que en estas semanas publicaré el capítulo que me toca a mi.
Espero que sigáis visitando el blog y que leáis los capítulos
Espero que sigáis visitando el blog y que leáis los capítulos
domingo, 3 de abril de 2011
Capítulo 6: Aquella mujer
Libromaníaca
La lluvia torrencial cesó, y con ello el Arco Iris se dejó ver, imponente, cruzando el valle de Montjune, un lugar cercano y, todo hay que decirlo, verdaderamente precioso.
Pero aunque el buen tiempo hubiera llegado, Julie aún no comprendía las misteriosas cartas que Johannes M. Iznor guardaba en aquel cofre... y por qué las guardaba como un tesoro.
Y había algo, no sabía lo qué, que no encajaba.
El eslabón perdido.
Arrugó la nariz y, con expresión pensativa, mordió la punta opuesta a la mina del lápiz, que ya parecía un lápiz de carpintero del siglo XII d.C.
Sus padres habían salido de viaje una semana a unas cataratas cerca de allí llamadas New Shamm Falls.
Eso significaba que tenía todo el tiempo que necesitase para averiguar lo que estaba pasando y disponía de toda la casa para ella sola: el ordenador, el teléfono, la televisión...
Julie miró a través de la ventana. Todo estaba muy calmado. Y aquellos gamberros no se habían vuelto a ver por el lugar desde el día en que pegaron a Julie.
Era muy extraño, todo era... como un sueño. Se sentía en un trance profundo, del que quería despertar, porque no le permitía averiguar qué era lo que había ocurrido a Johannes Mathius Iznor y a su posible amada.
¿Como pudo Claire averiguar tan rápido que había un cofre?
¿Como...? Alguien llama al timbre, y Julie se sobresalta. Súbitamente, como movida por un resorte, se levanta dispuesta a abrir la puerta cuando ve por la ventana a alguien corriendo, como si tuviera miedo de algo.
Se fija con cuidado y descubre que esa persona es, indudablemente, su amiga Claire.
Decidió olvidar a la persona que estaba esperando en la puerta y abrió decididamente la ventana.
-¡Claire!- gritó.
Pero ella ya estaba lejos.
Cogió el móvil porque no auguriaba nada bueno. Se apoyó en en el alféizar de la ventana y se incorporó.
Saltó por la ventana y corrió como jamás en su vida había hecho pese a que se rasguñara en el tobillo al saltar.
Corrió hasta el bosque, pero no estaba allí.
Siguió buscando y llegó a un pequeño claro.
Allí, sentada en el suelo, se hallaba Claire.
Tenía la tez pálida y una expresión indescriptible. Empezó a escuchar pasos y se asustó.
¿Podría ser la persona que la seguía?, ¿podría ser aquel que había llamado a su puerta?
Sea como fuere, intentó ser fuerte y luchar con quien fuera necesario.
Aferró su móvil a la mano, aunque temía que no tuviese cobertura, y se acercó a Claire, preocuopada.
-¿Claire?, ¿estás bien?- preguntó con delicadeza, cada vez más asustada por los ruídos, que poco a poco se iban acercando a ellas.
Ella sollozó. Y, como si no pudiera remediarlo, se abrazó a Julie, tenía mucho miedo.
-Me seguía... no sé quién era. Una mujer con aspecto brutal y me fulminaba con su mirada.
El ruido se acercó, y algo o alguien se abalanzó sobre ellas.
La lluvia torrencial cesó, y con ello el Arco Iris se dejó ver, imponente, cruzando el valle de Montjune, un lugar cercano y, todo hay que decirlo, verdaderamente precioso.
Pero aunque el buen tiempo hubiera llegado, Julie aún no comprendía las misteriosas cartas que Johannes M. Iznor guardaba en aquel cofre... y por qué las guardaba como un tesoro.
Y había algo, no sabía lo qué, que no encajaba.
El eslabón perdido.
Arrugó la nariz y, con expresión pensativa, mordió la punta opuesta a la mina del lápiz, que ya parecía un lápiz de carpintero del siglo XII d.C.
Sus padres habían salido de viaje una semana a unas cataratas cerca de allí llamadas New Shamm Falls.
Eso significaba que tenía todo el tiempo que necesitase para averiguar lo que estaba pasando y disponía de toda la casa para ella sola: el ordenador, el teléfono, la televisión...
Julie miró a través de la ventana. Todo estaba muy calmado. Y aquellos gamberros no se habían vuelto a ver por el lugar desde el día en que pegaron a Julie.
Era muy extraño, todo era... como un sueño. Se sentía en un trance profundo, del que quería despertar, porque no le permitía averiguar qué era lo que había ocurrido a Johannes Mathius Iznor y a su posible amada.
¿Como pudo Claire averiguar tan rápido que había un cofre?
¿Como...? Alguien llama al timbre, y Julie se sobresalta. Súbitamente, como movida por un resorte, se levanta dispuesta a abrir la puerta cuando ve por la ventana a alguien corriendo, como si tuviera miedo de algo.
Se fija con cuidado y descubre que esa persona es, indudablemente, su amiga Claire.
Decidió olvidar a la persona que estaba esperando en la puerta y abrió decididamente la ventana.
-¡Claire!- gritó.
Pero ella ya estaba lejos.
Cogió el móvil porque no auguriaba nada bueno. Se apoyó en en el alféizar de la ventana y se incorporó.
Saltó por la ventana y corrió como jamás en su vida había hecho pese a que se rasguñara en el tobillo al saltar.
Corrió hasta el bosque, pero no estaba allí.
Siguió buscando y llegó a un pequeño claro.
Allí, sentada en el suelo, se hallaba Claire.
Tenía la tez pálida y una expresión indescriptible. Empezó a escuchar pasos y se asustó.
¿Podría ser la persona que la seguía?, ¿podría ser aquel que había llamado a su puerta?
Sea como fuere, intentó ser fuerte y luchar con quien fuera necesario.
Aferró su móvil a la mano, aunque temía que no tuviese cobertura, y se acercó a Claire, preocuopada.
-¿Claire?, ¿estás bien?- preguntó con delicadeza, cada vez más asustada por los ruídos, que poco a poco se iban acercando a ellas.
Ella sollozó. Y, como si no pudiera remediarlo, se abrazó a Julie, tenía mucho miedo.
-Me seguía... no sé quién era. Una mujer con aspecto brutal y me fulminaba con su mirada.
El ruido se acercó, y algo o alguien se abalanzó sobre ellas.
Capítulo 5: La caja
Escritora:
A la mañana siguiente, Julie acudió a encontrarse con sus amigos en compañía de Elisabeth.
A las diez de la mañana emprendieron camino con el mapa en la mano y las mochilas cargadas de herramientas,ropas, y víveres. Antes de llegar al camino que conducía al olmo Claire, se paró de caminar y se arrodillo en la hierba seca, mientras desenterraba algo en la tierra. Tras minutos de intriga Claire sacó de la tierra una vieja caja de metal oxidada, y todos intentaron abrirla. Cuando lo consiguieron, observaron que dentro había una carta y objetos varios.
Claire cogió la carta, y la abrió lentamente, cogió varios papeles del interior y empezó a leer:
Eleine, hace tiempo que no te veo, yo siempre te he querido, y deseo que vuelvas, en el lago nunca pasó nada, te mintieron, no les creas por favor. Cree me yo nunca te mentiría.
Todos se quedaron desconcertados con la carta,pero decidieron seguir leyendo o al menos observar las demás hojas.
Pasó la hoja y cogieron la siguiente, que ponía:
Querida yo nunca he matado a nadie,aquí nuca hemos hecho daño a nadie, por favor no huyas de mí, yo te amo. No sé donde encontrarte, pero confío en que encuentres esta caja...
La carta era cada vez más des concertante, y tanto que hasta los ojos de Elisabeth y Claire empezaron a soltar lágrimas entre el miedo, y la tristeza que les envolvía en esa mañana fría. Se secaron las lágrimas y continuaron pasando las hojas.
La siguiente página, era parte de aquella carta por lo que no remediaron el deseo de seguir leyendo.
En ella continuaba:
....con nuestros recuerdos, y para que recuerdes como éramos cuando todo estaba bien. Te quiero Eleine y nunca te olvidaré. Siempre tuyo Johannes M. Iznor 18/07/1992
Todos estaban perplejos ante lo que habían encontrado, pero al seguir un viejo dibujo les abrió los ojos. Parecía una pareja de ancianos,en el dibujo por atrás ponía: Estos seríamos tu y yo si aún estuviéramos juntos, para siempre.
Ese dibujo estaba junto a fotografías de animales,plantas,pero nada irrelevante ni que les diera ninguna pista.
Ya tenían más pistas de como era aquello, pero como la caja ya no contenía nada más siguieron caminando.
La lluvia les pillo por sorpresa y tuvieron que protegerse en el interior de un árbol grande.
Tras la tormenta decidieron volver a casa e intentar investigar por la cuenta de cada uno, hasta que se volvieran a ver. En cuanto a la caja fue Elisabeth quien se la llevo ya que su abuelo, conocía como la palma de la mano el bosque,el lago y todo sobre ellos.
Tenía que saber algo. Mientras tanto decidieron que todos estarían en contacto hasta que las tormentas y pudieran seguir adelante con la investigación sobre ese misterioso tesoro.
A la mañana siguiente, Julie acudió a encontrarse con sus amigos en compañía de Elisabeth.
A las diez de la mañana emprendieron camino con el mapa en la mano y las mochilas cargadas de herramientas,ropas, y víveres. Antes de llegar al camino que conducía al olmo Claire, se paró de caminar y se arrodillo en la hierba seca, mientras desenterraba algo en la tierra. Tras minutos de intriga Claire sacó de la tierra una vieja caja de metal oxidada, y todos intentaron abrirla. Cuando lo consiguieron, observaron que dentro había una carta y objetos varios.
Claire cogió la carta, y la abrió lentamente, cogió varios papeles del interior y empezó a leer:
Eleine, hace tiempo que no te veo, yo siempre te he querido, y deseo que vuelvas, en el lago nunca pasó nada, te mintieron, no les creas por favor. Cree me yo nunca te mentiría.
Todos se quedaron desconcertados con la carta,pero decidieron seguir leyendo o al menos observar las demás hojas.
Pasó la hoja y cogieron la siguiente, que ponía:
Querida yo nunca he matado a nadie,aquí nuca hemos hecho daño a nadie, por favor no huyas de mí, yo te amo. No sé donde encontrarte, pero confío en que encuentres esta caja...
La carta era cada vez más des concertante, y tanto que hasta los ojos de Elisabeth y Claire empezaron a soltar lágrimas entre el miedo, y la tristeza que les envolvía en esa mañana fría. Se secaron las lágrimas y continuaron pasando las hojas.
La siguiente página, era parte de aquella carta por lo que no remediaron el deseo de seguir leyendo.
En ella continuaba:
....con nuestros recuerdos, y para que recuerdes como éramos cuando todo estaba bien. Te quiero Eleine y nunca te olvidaré. Siempre tuyo Johannes M. Iznor 18/07/1992
Todos estaban perplejos ante lo que habían encontrado, pero al seguir un viejo dibujo les abrió los ojos. Parecía una pareja de ancianos,en el dibujo por atrás ponía: Estos seríamos tu y yo si aún estuviéramos juntos, para siempre.
Ese dibujo estaba junto a fotografías de animales,plantas,pero nada irrelevante ni que les diera ninguna pista.
Ya tenían más pistas de como era aquello, pero como la caja ya no contenía nada más siguieron caminando.
La lluvia les pillo por sorpresa y tuvieron que protegerse en el interior de un árbol grande.
Tras la tormenta decidieron volver a casa e intentar investigar por la cuenta de cada uno, hasta que se volvieran a ver. En cuanto a la caja fue Elisabeth quien se la llevo ya que su abuelo, conocía como la palma de la mano el bosque,el lago y todo sobre ellos.
Tenía que saber algo. Mientras tanto decidieron que todos estarían en contacto hasta que las tormentas y pudieran seguir adelante con la investigación sobre ese misterioso tesoro.
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